Sunday, February 26, 2006

Bush quiere castigar la miseria

• Bush quiere recortar los subsidios a los norteamericanos más pobres en los nuevos presupuestos
• Algunos deberán dejar sus empleos para disponer de seguro médico

MERCEDES HERVÁS
NUEVA YORK

"Están cargando los costes de cuidar a los veteranos de guerra sobre los propios veteranos", se queja Fred Cowell en Fort Washington (Maryland). Tras servir en Vietnam, este exmarino se estremece ahora, a los 64 años, por los incrementos en el pago de servicios en los Hospitales de Veteranos incluidos en los presupuestos nacionales para el año próximo, recién presentados al Congreso de EEUU por el presidente del país, George Bush.
Samantha Pickard, una estudiante de 17 años de Waterloo (Iowa), tiene más suerte. No se verá afectada por la eliminación del programa federal para estudiantes pobres, denominado Upward Bound (Hacia Arriba), previsto en los presupuestos de Bush, gracias al cual ha podido acceder a la universidad para estudiar Medicina. "Vengo de una familia donde la escuela no importaba", resalta la propia Samantha, hija de una drogadicta, pero ahora esperanzada con el futuro. "¿Cuántas Samanthas más necesitan este programa?", clama el senador demócrata por Iowa, Tom Harkin, al pedir que se rechace su eliminación.

Madre sin recursos
Hay incluso quien asegura que puede perder hasta la confianza en sí mismo si los presupuestos de Bush se llevan a la práctica. Éste es el caso de Kristen Allegro, residente en el estado de Misuri y madre de dos hijos, de 2 y 5 años, a los que cría sola. Esta mujer será una de las víctimas de los recortes del seguro médico para pobres, Medicaid, uno de 141 programas sociales que Bush se propone eliminar o reducir.
Si la excluyen de este seguro, Allegro, que gana 673 euros al mes, tendrá que dejar su empleo para caer en una pobreza aún mayor y poder cobrar la beneficencia, con lo que al menos podrá contar con un seguro médico. "Perderé mi casa, mi coche y mi autoestima, ya que no hay salida cuando caes en eso", explica.

Millones de afectados
Estas voces reflejan la situación de millones de estadounidenses, desde veteranos a madres solteras, pasando por ancianos y estudiantes, que verán recortados o eliminados los programas sociales que les protegen si los presupuestos del presidente se llevan a la práctica. Esta ingente lista de gastos nacionales, que ascienden a 2,29 billones de euros, tiene dos prioridades: continuar la lucha antiterrorista reforzando el músculo militar y hacer permanentes los recortes de impuestos del presidente.
"Apañaos como podáis, otro presupuesto de Bush que hipoteca el futuro", resume en su editorial el diario Pittsburgh-Post Gazette. "Después de crear déficits y deudas récord con sus recortes de impuestos, el presidente está pidiendo a nuestros ancianos, estudiantes y familias que solucionen su embrollo fiscal con dolorosos recortes en sanidad y ayuda estudiantil", arremete también el jefe de la minoría demócrata en el Senado, Harry Reid.
Para contrarrestar los argumentos de Bush, quien se escuda en la necesidad de concentrar los medios en la prioridad del país --"proteger a nuestros ciudadanos y a nuestra patria"--, la oposición sostiene que los presupuestos del mandatario republicano imponen a los pobres drásticos ajustes de cinturón, mientras protegen los recortes de impuestos que favorecen a los ricos.

Debates en el Congreso
Estas posiciones enfrentadas serán el punto de partida de largos debates en el Congreso para la aprobación de los presupuestos para el próximo año fiscal, que comienza el 1 de octubre. La Casa Blanca ha adjudicado el mayor incremento de fondos a los gastos militares, un 6,9%, equivalente a 364.000 millones de euros. Sin embargo, esta cifra no incluye los costes de las dos guerras en vías en Afganistán e Irak, que se comerán 101.000 millones de euros más, cuya petición al legislativo se hará a lo largo del año.
Como contraste, el mayor hachazo del presupuesto lo sufre el seguro médico para ancianos y discapacitados, Medicare, que será reducido en 30.200 millones de euros a lo largo de cinco años y 88.400 millones de euros en un decenio si el Congreso no lo impide, tras los 5.390 millones de dólares de recortes recién aprobados para este seguro, el mayor de los que financia el Gobierno federal.
"En un año de elecciones como el presente, el Congreso no va a aprobar estas cifras desastrosas", opina David Sloan, de la poderosa Asociación Americana de Jubilados, que cuenta con 36 millones de afiliados.

Último lugar en la agenda
Pero incluso si Medicare se salva de los recortes de Bush, otros programas de sanidad verán cómo se cierra el grifo de los dólares. El presidente "ha colocado en el último lugar de su agenda nacional la prevención y la cura de enfermedades" como las cardiacas, que afectan a 71 millones de ciudadanos, se queja Robert Eckel, presidente de la Asociación Americana del Corazón.
Eckel, sabe, sin embargo, que no todo está perdido, porque el año pasado Bush propuso recortes o eliminaciones de 154 programas sociales, y el Congreso le negó las tres quintas partes de esas rebajas.


Noticia publicada en la página 14 de la edición de 26/2/2006 de El Periódico -

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