Immersión linguística

Toni Soler - La Vanguardia 27/01/2008

Esto es lo que yo respondo cuando alguien arremete contra la inmersión en las escuelas públicas: en la política lingüística catalana, la igualdad entre catalán y castellano no es el punto de partida, sino el objetivo que cumplir, pues tal igualdad no existe. Se parte de una desigualdad evidente a favor del castellano, que no se corregirá si las dos lenguas reciben idéntico trato. De hecho, más bien aumentará, a causa de la inmigración y los imperativos del mercado. Por eso, una auténtica política de igualdad lingüística debe favorecer claramente al catalán para que recupere el terreno perdido después de siglos de prohibiciones y cortapisas. Por otra parte, el catalán es nuestra única lengua propia, nuestra única aportación singular al patrimonio lingüístico mundial. Motivo más que suficiente para ponerlo a salvo.

Frente a estos argumentos, el nacionalismo español, con su piel de oveja liberal y cívica, se muestra partidario de dejar que el catalán se la pegue contra la lógica del mercado, que sopla a su favor; y para completar la pinza, se escuda en la defensa de unos derechos individuales que, al parecer, sólo son aplicables a los niños catalanes que en su casa hablan español, no a los miles que hablan árabe o urdu. Que no nos engañe el lobo: sigue siendo el mismo, y quiere lo de siempre, una patria grande y libre, en la que las lenguas ‘regionales’ sólo sirvan para cantar villancicos.